viernes, 26 de septiembre de 2008

Los gatos del Señor Tanaka


Desde hace unos meses, cuando me cruzo con un gato, siento la necesidad de comunicarme con él, es más, no entiendo porqué no soy capaz. La culpa es de Murakami y de Kafka Tamura.
Poder contemplar las cosas sencillas de la vida y abrir los ojos hacia ellas, captando sus destellos de realidad, de aquella que no solemos mirar por creer que nos es obvia. Es lo mismo que viajar a diaro en el bus, coincidiendo más o menos con las mismas (y desagradables) caras, pero, que siun día no están empujando a nuestras espaldas, nos sentimos como pasajeros de una nave espacial y desconocida.
Los edificios brillan, los periódicos entran en las tiendas de prensa, las marquesinas cambian de vestiditos, las rotondas se cuadriculan, las farolas no siempre iluminan nuestro camino.
Los gatos de Murakami son amigos de Johnny Walker y las bombas caen sobre Japon 60 años después, pero de forma lenta, sufriendo sus estragos en un bosque apartado donde te llevan soldados que, quizás, una vez existieron.


Haruki Murakami, Kafka en la orilla

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