lunes, 24 de diciembre de 2012

Snow flake




Un copo de nieve que se derrite en tu mano
Un rayo de sol en invierno
La emoción de la mañana de Reyes
Un abrazo deseado largo tiempo

Eso es Navidad

Manos que transmiten cariño
Envolver ilusiones con un lazo
Brindar por los presentes
Añorar a los que se han ido

Eso es Navidad

Detener el tiempo, contemplar
Lo que ha sucedido
Pensar que otros días vendrán
Y traerán lo que has pedido

Eso es Navidad

Y todos somos buenos
El amor cura lo herido
Un beso, el mejor regalo
Un te quiero, un amigo

martes, 18 de diciembre de 2012

Momo



Niña de enmarañado pelo
Valiente golfillo atolondrado,
En polvo de hadas te han bañado
Mágicos seres encantados

Corre, baila, canta
Mujercita recortada,
Canto de sirena
Me arrastra a tu alma

En tu vuelo de mariposa
En tu risa de plata
Los locos encuentran cordura
Los corazones se ablandan



miércoles, 12 de diciembre de 2012

Foto de familia


Sobre la chimenea, amarillenta de tiempo y lumbre, cuelga una foto de familia. Padres, niños, abuelo vestidos de domingo, sonriendo a la nada. Espejo del paso del tiempo, de la plenitud abandonada. Los pequeños crecieron; los mayores se fueron. Sus caras se fueron desdibujando, sus vidas trivializando. El tío fumaba en pipa; el bisabuelo tuvo un caballo; la prima murió joven. 
Personas que se convierten en personajes. Vidas acabadas. Nostalgia de viejos, curiosidad de chiquillos. ¿Por qué nos miran fijamente? ¿Qué pasaba por sus mentes?
Marco electrónico. Desaparece, papel. Ancestros obsoletos, fantasmas del ayer.

martes, 4 de diciembre de 2012

Ilustradores: Dilka Bear

http://www.dilkabear.com/
Esas niñas cabezonas de mirada triste me vigilan. Saben de mis actos, de mis pasos. Viven en mundos de ensueño decorados con retales de otoño, jirones de primavera, vestigios de vrano. Ponen rostro a mis relatos, a mis ideas peregrinas. 

 Geishas cazadoras

 ¿Víctor o Victoria?

Transparentes deseos

Y, en tus trazos pongo una línea. Palabras que encadeno adivinando tus deseos. Dibujamos pensamientos con armas de caligrafía y tinta.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Sleeping Girl

"see ne evil" Dilka Bear
Viernes, 8h 45. Bajo del autobús. Al pasar el semáforo, nuestros caminos se cruzan. Me gusta ver tu carita de princesa, tu pelo rubio peinado en coletas, tu abrigo blanco,  tu mochila rosa. Vas de la mano de tu abuela, siempre tirando de ti. Tú, remolona, te dejas arrastrar. Y busco en tu rostro una señal de mi duda. Pero tú no me ves. No sabes mirar. Tu mirada se perdió en las sobras de tu mente. En un mundo de algodón de azúcar y caballitos poni, lejos de la tristeza y el gris del asfalto.
Ahora eres niña, pronto serás muchacha. siempre de la mano de alguien, para no perderte. Con esa mezcla de ternura, lástima y desapego. Entre nosotros sin estarlo. Dormida ante la vida, sonámbula de realidades.

Como cada viernes, no me sonreirás...

martes, 13 de noviembre de 2012

los libros de mi vida: Exitus

Un chaval cualquiera, llamémoslo Pepito. Un barrio de aluvión con aroma a cocido y porro. Un cuadro costumbrista de nuevo cuño. Personajes del cotidiano, soñadores catódicos, naúfragos en un guión mal escrito. Un viaje a los infiernos de la mente en platillo espacial. Un decorado maquinado por la cultura del pelotazo. 
El Señor Chinarro Luque, padre de canciones como mordiscos, retrata en su primera novela un paisaje asolado por la nada que envuelve a los que nada pretenden. Una chispa de cordura creativa en el desierto de novelas rápidas y sin alma que pueblan los estantes de los centros comerciales y estaciones de tren. Un Galdós de polígonos y parques; escenarios del presente sin futuro.
Grande Chinarro, Grande...

martes, 6 de noviembre de 2012

Relatos otoñales. La madrastra III


Foto: Lauren Elycerose


Desde aquel día, la casa de Maya dejó de ser un hogar. Los arrumacos de la parejita eran directamente proporcionales a la indiferencia que le procesaban. Se sentía tan sola, ¡tan poco amada! Por eso, empezó a coleccionar retales de historias de amor, esperando que, tal vez, un día encontrara ese príncipe azul que la quisiera de verdad. 

El desenlace de este relato, así como de otros ya publicados, verán pronto la luz en forma de libro...

sábado, 3 de noviembre de 2012

Relatos otoñales. La Madrastra II


Lauren Elycerose

Nunca conoció a su madre. Su padre le contó que, como la quería tanto, fue capaz de dar su vida para que ella viniera al mundo. Maya tenía una foto suya en la mesilla de noche. Todas las noches le daba un beso y las gracias por haber sido tan valiente. Maya y papá eran muy felices juntos; hasta aquel domingo en que fueron al zoo. Ella ya sospechó que algo iba a pasar, porque su padre le hizo ponerse el vestido de los lazos.
- ¡Pero papá!, ¡este vestido es una cursilada!
A llegar a la puerta, había una mujer muy sonriente. Era alta, delgada, con el pelo muy liso y la cara más pintada que una puerta. Aunque se rostro y su cuerpo eran hermosos, a Maya le recorrió un escalofrío por la columna vertebral. No le gustó nada. A partir de aquel día Nieves, ese era su nombre, les acompañaba cada vez que salían de paseo. Papá ya no le cogía de la man; casi se diría que olvidaba su compañía. Maya se sentía chiquita, invisible frente a aquella mujer que había enamorado a su padre.
Una mañana de primavera, Maya se puso otro ridículo vestido de lazos. Esta vez, para ir a la iglesia. Su padre se casaba con Nieves. Nieves la madrastra. 

 Continuará

jueves, 1 de noviembre de 2012

Relatos otoñales. La madrastra I


http://www.flickr.com/photos/laurenrosenbaum/

A Maya le gusta leer novelas románticas. Soñar con caballeros de perfecta figura y besos apasionados. Imaginarse en una playa caribeña escuchando el rumor de las olas desde su cama con dosel. Ser esa mujer. La Mujer. La que todos desean y por la que pierden la cabeza los hombres. Maya lee a Corín Tellado y a Danielle Steel. No se pierde ni un capítulo de SATC ni una edición del Hola. Recorta fotos de novias. Muñecas disfrazadas de virgen frente al altar.
Quizás, tras esta descripción, el lector puede imaginar que Maya es una mujer madura y poco agraciada que, como se suele decir, vio como se pasaba su arroz sin un mozo con quien pasear. Pero no. Maya es una niña. Una chiquilla de apenas ocho años. Lista y bonita. Tiene muchos amigos y va fenomenal en el cole. Es una princesa. No solo por sus cualidades, sino por sus desgracias. Maya no tiene mamá; tiene Madrastra.

 Continuará

lunes, 22 de octubre de 2012

Un cuadro a la semana. La balsa de la medusa


Horror. Muerte. Frío. 
Cuerpos desnudos de abrazos. 
Tan cerca de la tierra, tan lejos de su salvación. 
Patera de la historia. Mismos sueños, mismas mentiras.
Un mar que no cesa
Una balsa que no salva; un estado de agonía
Somos naúfragos sociales
Islas a la deriva
Esperando la mano de otro,
Un aliento de vida.


domingo, 7 de octubre de 2012

Agosto


Agosto. Dos muchachos se besan por primera vez bajo el árbol del paseo. Un juego, un experimento. No tienen edad de amarse. Pero lo hacen. Llega el frío, vuelven al asfalto de sus ciudades. Ya no son los mismos. Guardan el recuerdo de unos labios extraños, propios.
Otro verano llega. Saben dónde encontrarse. Sin citas, sin promesas. Un momento les basta. Reencuentro. De pie, uno frente al otro. Saborean el mágico momento de antes, cuando sólo un centímetro les separa. Bocas entreabiertas, ojos entornados. Él le acerca la cara, ella se deja hacer. Fundido en negro. Tacto carnoso, calor, fuego. Sabor salado. Se olvidan de respirar. Se devoran. Con el abismo bajo los pies, se separan. Tiene miedo de más, de dejarse llevar.
Veranos en el calendario. Siempre el mismo lugar, la misma ansiedad. A él le sale barba; ella se redondea. Él pierde pelo; ella gana kilos. Es lo único que cambia. Nada saben de los días que rellenan hasta su siguiente reencuentro. Tan sólo invernan esperando el calor de un beso de verano.
Y, de repente, nada. El árbol no vuelve a cobijar sus besos. Las iniciales que grabaran en su tronco desaparecen. Sus ramas se pelan, se encorvan y languidece hasta no ser más que un muñón en medio del paseo.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Rapsoda



Despertó entre consonantes
Guturales le enmudecían
Sediento de vocales, buscaba
Un oasis en verso, poesía

De su piel de rapsoda
Brotaba tinta china
Cada gota, octosílabo
Emborronado quedaría

Hazme poema, canción, melodía
Convierte la letra en rima
Seré musa entregada,
Metáfora de alegrías

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La cajita


Cuenta la leyenda que hubo un reino seco y árido, donde el viento soplaba sin tregua y el río bajaba caudaloso. Una tierra triste donde no se escuchaban risas. Las hadas, deseosas de ayudar, enviaron a una princesa al reino. Una niña que alegrase a todos aquellos que la conocieran. Una mañana fresca de otoño, nació la princesa Malena. Dicen quienes la vieron que sus ojos brillaban como luceros y sus rizos de ébano eran suaves como la seda.
El día de su segundo cumpleaños, sus hadas madrinas le hicieron un regalo muy especial.
- Querida niña. Te entregamos esta cajita de plata bruñida. En ella hemos guardado los más hermosos dones: belleza para iluminar el día; inteligencia para ayudar a los demás; sonrisas que hacen reír; amor para hacer felices a todos. Cuídala, es tu más preciada posesión.
La princesa guardó la cajita en un bolsillo del vestido y nunca, nunca, se separó de ella.
A medida que fue creciendo, la cajita se hizo más pesada, pues las virtudes que contenía habían aumentado. Así, se convirtió en una muchacha bella y de buen corazón que, gracias a su sabiduría, ayudaba a los demás, siempre con una sonrisa.
Una noche de invierno, una bruja malvada disfrazada de anciana llamó a la puerta del castillo.
- Buenas noches, linda muchacha. Soy una pobre viejecita que se ha perdido. ¿Podría pasar la noche en las caballerizas antes de seguir con mi camino?
Malena se compadeció de ella. Le preparó un baño caliente, le dio de cenar y le dejó dormir en su cama, mientras que ella se recostó en un sillón. En mitad de la madrugada, la bruja se despertó y se acercó sigilosa a la princesa con la intención de robarle la cajita. Buscó en los bolsillos del vestido, pero no la encontró. Furiosa, volvió a la cama y se acostó. A la mañana siguiente, la joven le llevó el desayuno a la cama y, con una sonrisa, le preguntó:
- ¿Ha dormido usted bien?
- Sí querida, pero algo perturbó mi descanso.
- ¿Acaso no halló lo que venía buscando?
La bruja enmudeció. Se dio cuenta de que los malos sentimientos le había abandonado. Ya no se sentía ni triste ni enfadada. Una luz de bondad brotaba de su pecho. Malena, consciente de ello, le dijo.
- Aquella cajita que buscaba la guardo en mi corazón. Al entrar en mi casa, comer de mi plato y dormir en mi cama, ahora tú también tienes una parte de sus dones.
Así, la bruja se convirtió en una buena anciana y prosiguió su camino por en reino, contando a todos lo buena que era la princesa. La princesa Malena
A mi hija, en el día de su segundo cumpleaños