miércoles, 28 de septiembre de 2011

When I 64

 
Cuando llegue la hora de descansar,
Cuando de nieve se llenen las ideas
Del ajedrez tablero
Haremos nuestas piezas

Pasaremos vacíos ratos
Pasearemos cogiditos de la mano
Jubilosos jubilados
Disfrutando de lo mundano

lunes, 26 de septiembre de 2011

M2


M2
Hace un año que, a mi vera
Camina una fiel compañera
Tan pequeña, tan hermosa
La niña más salerosa

Tu risa me indica el camino,
Tus ojazos alumbran el destino
Tu alegría es mi vitamina
Tus abrazos, canela fina

Por tí, la noche en vela
Por tí, las manos abiertas
Rebosando besurrios y cariños
Canciones, mimos y guiños
Bebé, niña buena
Serás mujer de bandera
Corazón límpio,
sonrisa sincera

¡Esa es mi Malena!



A mi hija en su primer cumpleaños. Tu mamá





viernes, 23 de septiembre de 2011

Relatos otoñales: El coleccionista III


Volvió a pestañear. Le miró fijamente. Un silencio frío como hoja de cuchillo a la espera de una palabra. Pero no habló, solo le miró. Y volvió a pestañear. El tendero cerró la vitrina con llave y salió corriendo de casa. No, no podía ser, eran imaginaciones suyas. Demasiada fantasía. Era una muñeca, un objeto a su merced. No podía moverse, no podia hablar. Solo podía hacer bonito en un estante.
Después de un largo paseo, ya de noche, no le quedó más remedio que volver al hogar. Abrió la puerta con miedo, encendió la luz del salón y se asomó receloso. La muñeca seguía en el mismo sitio, impávida aparentemente. No era así. Al acercarse, vió como una lágrima surcaba su mejilla. Estaba llorando. La sacó, la tomó entre sus brazos y acarició su pelo.Y entonces comprendió todo. Aquellas criaturas encerradas, presas de su belleza y de sus caprichos. Palidecían de tristeza tras el cristal. ¿Quién era él para negarles lo más esencial?
A la mañana siguiente cogió a todas sus chicas y se fue a la puerta del museo. En fila, las sentó a todas en un banco con sus trajecitos de verano. Que todo el mundo contemplara su hermosura, que todas ellas disfrutaran de los días de sol. Que nunca más fueran presas de su belleza.

La belleza y la inteligencia son dones, no castigos. ¡Úsalos!

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Relatos otoñales: El coleccionista II

A simple vista era una muñeca más, hermosa, pero sin ningún rasgo especial. Eran sus ojos grandes y brillantes que parecían mirarle los que le cautivaron. Aquella criatura parecía estar viva. Se ganó un puesto de honor en la vitrina, en un lugar visible; en primera fila. 
Mientras cenaba, sentado en el sofá con la bandeja sobre las piernas, ajeno al ruido de la televisión, contemplaba a su nueva inquilina. No podía evitarlo; su mirada se clababa en la larga cabellera oscura, en su traje almidonado. En aquellos ojos negros que le sonreían. Quizás era la novedad, quién sabe. Aquella noche le costó dormir.
Algo cambió en la rutina del tendero. Se mostraba más ensimismiado que de costumbre, deseoso de acabar su jornada y volver a casa. Cada vez abría más tarde y cerraba más pronto. Los fines de semana dejó de ir al cine. Se quedaba en casa, junto a aquella criatura que le tenía absorbido. No se podían separar.
Una mañana, dispuesto a la limpieza semanal de su colección, notó algo extraño. Juraría que la muñeca no estaba ahí. Pero, ¿cómo podía haberse movido de sitio? Se miraron. Ella pestañeó. No eran alucionaciones, lo hizo.
Continuará

domingo, 18 de septiembre de 2011

Relatos otoñales: El coleccionista I

El vecino del tercero nunca fue un hombre de muchas palabras. Regentaba una droguería heredada de su madre. Tras su guardapolvos azul oscuro, veía pasar la vida con parsimonia, ajeno a los cambios exteriores.
Gustaba de coleccionar muñequitas de porcelana. Aquellas caritas perfectas y sonrientes, inalterable belleza, sumisa mirada. Sus mujercitas perfectas desacansaban en una vitrina bajo llave. Cada sábado por la mañana repetía el mismo ritual. Después de tomar un té con leche, abría la portezuela y las limpiaba. Una a una. Con la precisión de un cirujano, pasaba un bastoncito por su cara, recreándose en sus labios, ojos, mejillas. Estiraba sus vestiditos, peinaba sus tirabuzones. Proceso acabado, las volvía a encerrar. Hacía años que no había añadido ningún ejemplar más a su colección. Le gustaba tal y como estaba. Le gustaban ellas y nadie más.
Fue una de sus clientas más fieles la que vino a alterar su tranquilidad. Maldita mujer que conocía su debilidad. Apareció un día con un paquete hermosamente envuelto. - Toma, anda. Que te he traído un recuerdito de mi viaje. Durante varios días, la caja reposó sobre la mesa del comedor. No se atrevía a abrirla. ¿Y si no le gustaba? O aún peor ¿y si le gustaba demasiado? Tendría que hacerle un hueco en un estante. Sus chicas se pondría celosas. Habría que estudiarlo.
Pero, como la curiosidad mató al gato, al final terminó abriendo el paquete. La vió, se miraron. Supo que se había enamorado.
Continuará

jueves, 15 de septiembre de 2011

Almizcle

Misterioso perfume llegado de oriente a lomos de un ciervo enamorado. Bañas mi piel de sueños velados. Me sumerges en versos encadenados. 
De niña cazaba señoras enjoyadas, a su paso una estela dejaban. Me preguntaba cuál sería su misterio, guardado en caja de terciopelo. Frasco de botón de nácar, borla de talco untada. 
Cuando los besos llegaron, muchachos al cuello amarrados. Siguiendo un perfume misterioso, sabían de mis pasos ansiosos. Mujer por su aroma será, mis manos su cuerpo moldearán.
Y en un estante preciado, atesoro botecitos robados. De oriente a la China, en farmacia, droguería, perfumería. Sabrás que son míos porque contienen mi esencia, el enigma de mi presencia.

martes, 13 de septiembre de 2011

Desagradecido

Desagradecido es el que te vuelve la espalda por miedo a convertirse en estatua de sal. Vacía sus bolsillos de las gracias que nunca dió. Olvida el cariño que se ganó, como billete falso.
Perplejo oirá tus lamentos, yermo de sentimientos. Seguirá su camino, cual alimaña. Sorbiendo ilusiones, alegrías mundanas. Huyendo de la amistad, de cualquier forma humana. Cual caracol hará una casa, lejos de toda alma. Solo, solito, de todo desgana. Desagradecido de la vida, de la risa, del mañana.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Heroínas

Hubo un tiempo de mujeres enamoradas, románticas sufridoras dispuestas a sacrificarse por amor. Anna fue arrollada por el tren del amor; Emma se perdió entre amantes interesados; la Señora Ozores probó la miel del pecado; Violeta renunció a Alfredo por su mala reputación. Aquellas que suspiraron y soñaron escapar en brazos del hombre amado.
De tanto leer historias fatales, nos volvimos de hielo, cerramos los brazos a futuros abrazos. Creímos aprender una lección que no habíamos estudiado. Olvidamos amar.
¡Volvamos a ser heroínas de nuestras historias! Sin miedo a sufrir, a caer, a entregarnos. Aprendamos de las que vivieron el amor, maestras del querer. Seamos valientes, amazonas cabalgando sin miedo a perderse. Románticas entregadas. Mujeres enamoradas

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La reina del baile

Es verdad, no lo soñaste.
Tú fuiste la reina del baile de graduación. Lucías tu traje de gasa y tus orquídeas entre todas las envidiosas compañeras. Bailaste con el más guapo. Pasaste la noche en vela.
Recuerdos alcanforados, aburridos en el trastero de tu VPO. Oh! pobre burguesita marchitada. El príncipe se volvió rana, los hijos y los kilos devuelven al espejo una sombra de lo que fuiste. Mismo peinado, mismo estilo. Demodé de barrio. Otra vida sin destino.
¿Qué fue de las chicas con aparato, de los empollones con gafas? Siguieron su camino, buscaron su mañana. Tú esperaste sentada, agarrada a tu larga melena y tu cuerpo bronceado. No hacía falta más. Eras la reina del baile.
¿Qué serás mañana?

lunes, 5 de septiembre de 2011

Algunos hombres buenos

Hay hombres que nos quieren tal y como somos.  
Nos cogen de la mano sin preguntarnos a dónde vamos, y nos acompañan en nuestro camino. Brindan su hombro en los malos momentos, enjugagan nuestras lágrimas como piedras preciosas. Nos dejan ir, pues saben que volveremos a sus brazos más fuertes y valientes. Nos hacen olvidar el dolor de los hombres malos. Nos devuelven la confianza, nos hacen mejores.
Hay hombres a los que querer. Aún hay hombres buenos.