Son niñas. Niñas que juegan con sus muñecas; niñas que sueñan con ser mayores, con pintarse los labios de rojo y casarse de blanco. Niñas que van al cole, que tienen amiguitas, que corretean en el patio a la hora del recreo. Grupitos de niñas. Tú no juegas, tú no eres nuestra amiga. Y nos reímos de tí, y te damos la espalda al pasar. Mira qué gafas, mira qué camiseta tan fea. No eres como nosotras. Como las guays. Como las populares. Patito feo.
Jajaja. Jajaja.
Son otras niñas. Niñas que no tienen con quién jugar. Niñas que lloran por las mañanas, y en el cole, y al volver a casa. Niñas que sueñan con hacerse mayores, con huír lejos de las niñas malas. De las que se ríen de ellas en el patio del cole. Las que nunca fueron a los cumpleaños de piñatas y princesas. Las niñas que aprendieron a luchar, a nadar contracorriente.
Esas niñas a las que quisieras abrazar y contarles un bonito cuento con final feliz. Esas niñas