Me consumo en segundos líquidos que brotan de mis poros como sudor brillante.
Resbalan en gotas perladas que me tiñen de sirena.
Me sumerjo en ellas y veo peces de colores nadar al son de los latidos de mi corazón. Falta tan poco, estás tan cerca. Gira el reloj de arena. Granos que caen, lenta espera. Se acerca.
Mis paraísos perdidos son aquellos en los que nunca estuve. Me imagino volviendo de las Indias en un navío español; mis compañeros sobreviven al escorbuto y las bodegas están rebosantes de cacao y tabaco por primera vez en el viejo continente. Me dirijo al salón de los espejos, mirando de soslayo mi peluca empolvada y mis pechos sobresaliendo por el corsé, esperan el momento oportuno para colarme en los aposentos del Rey Sol. Borracha de absenta escucho los versos de un joven y famélico poeta en el calor de un café parisino. Las flores se enredan en mi largo pelo dorado mientras canto con mi guitarra una canción en un parque de San Francisco. Corremos delante de los grises. ¿Cuándo se acabará esta maldita dictadura? Soy la reina de Estudio 54. Mi vestido de lamé dorado y mis afilados tacones son la envidia de la pista de baile. Miles de personas corean mis canciones. Soy una diosa en el escenario, una RNR star Paseo por Shibuya. Es primavera y las chicas llevan bonitos baby doll. Esta noche bailaremos J pop hasta el amanecer.
A veces, los sueños se cumplen y vivimos las vidas que llevamos dentro
Esta mañana has sido mi primer pensamiento. Esta mañana, he pensado en ti. En tus manías que nunca he entendido; en todas las veces que nos hemos enfadado; en lo pesado que puedes llegar a ser. Recordé la vez que viniste a rescatarme. Sin reproches. Me abrazaste y susurraste a mi oído: " no pasa nada, todo se arreglará". siempre has estado ahí cuando te he necesitado. Cuando era pequeña y me ponía mala, me traías cromos; cuando me equivocaba me mirabas como diciéndome: " ya te lo advertí..."; cuando, en vacaciones, nos quedábamos viendo la tele los dos solas hasta tarde. Tanto hemos compartido. Siempre tú a mi lado, guiando mi camino. Tanto nos queda por andar. Yo te seguiré, te escucharé, te querré sin preguntas.
Papi, hoy es tu día, pero yo no necesito una fecha en el calendario para darte las gracias, para decirte que te quiero. Porque tú ya lo sabes.
- No te preocupes, nadie nos verá entrar. Todo es automático. Me convence y recorremos el pasillo enmoquetado. Él, presuroso; yo, aún cohibida. Junto a la puerta de la 305, una máquina expendedora. Otra más. Ropa interior desechable, juguetitos para adultos, preservativos y chocolatinas. Todo de brillantes colores. Entramos. La habitación es rosa y de peluche. La cama tiene forma de corazón y el techo está forrado de espejo. Muy propio. - ¿Quieres pasar al baño? Me pregunta mientras me quita la chaqueta. Yo solo quiero evaporarme, desandar mis pasos y volver al bullicio de la calle. Retomar mis libros y volver a las clases, huir de noches turbias y compañías rogadas. Pero es tarde. Ya no hay trenes, ya no hay vuelta atrás. Ahí estamos. Dos amantes que se vuelven extraños por el decorado. Un love hotel, dos horas por delante. Nadie sabe que estamos aquí, nadie nos echa de menos, ni tan siquiera nosotros mismos.
Dormitaba una noche en Milán cuando una agradable música me despertó. Creí escuchar a la dulce Bjork, pero la letra era italiana. Una mujer se descomponía en puntos mietras la música electrónica invadía la habitación sin estruendos, sigilosa como una serpiente.
è troppo facile innamorarsi di te e tu lo saisorridimi ancora così prima di uccidermi Volando, amando, os dejo un trocito de MEG.