Cuando era una muchachita de pelo corto ya me llamaban Madame por obligación. Me hacía sentir vieja, mayor, acabada. Mademoiselle l'espagnole iba más acorde con mis pintas de golfillo.
Hasta que, por las circunstancias y cierta inercia, Madame me fue necesario. Mujer, dama, señora. Hecha, completa, perfecta. Sofisticada, interesante, misteriosa.
La que se viste por los pies
Tines un don de decir tanto con tan pocas palabras.
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