Me desperezo en el recorrido, me acomodo en mi asiento.
Miro por la ventanilla. Árboles danzan, líneas rectas son curvas, montañas en el horizonte. ¡¡El mar a lo lejos!!
Me gusta el camino, llegar es lo de menos.
Soy un ovillo en mi butaca, una república diminuta donde solo puedo dormitar. Hay lectura, música, comida. Nos quedaremos.
Ya se acerca mi parada, final del trayecto.
Levantarse es un triunfo, andar un reto.
La magia desaparece, ya no estamos en el limbo del viajero
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