lunes, 18 de junio de 2012

El hombre que soñó una perla. Desenlace


Como si se hubiera despertado de un mal sueño, Fabien decidió olvidar lo sucedido. Simplemente, no había pasado. La rutina volvió, como las olas vuelven a la orilla. Nada cambió, todo seguía igual. ¿Todo? Solo un pequeño detalle. Cada mañana, al despertar, encontraba arena entre las sábanas. Al principio no le dio importancia; era normal viviendo en las Landas. Pero cada día había más. Lo que empezó siendo molesto, se convirtió en un problema. No podía dormir bien, notaba una presencia, un rumor de ola y salitre.
Fue la noche de San Juan. La más corta y mágica del año. La sintió, supo que era ella. La mujer que siempre soñó, modelada en arena y nácar. Rotunda y frágil; etérea y cambiante. La abrazó con fuerza, sintió su sabor salado. La amó como las olas aman la orilla. Al desepertar, ya sabía que no estaba, que solo quedaba de ella arena y una perla. La que la duna transformó en mujer.


Este relato nace del amor a una tierra, o mejor dicho, a una arena. La de las Landas y la Duna de Pylat, donde el bosque se transforma en bahía. Del amor a las gentes que la habitan y que fueron y son mi familia. a todos ellos, MERCI!!

4 comentarios:

  1. Querida Marta, me ha encantado. Preciosa historia, sensacional desenlace. Un beso, artista :)

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    1. Ojalá un día puedas conocer tan hermosa tierra!

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  2. a mi tamiben me ha encantado conocer tu blog, escribes increiblemente bien!

    besos!

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