lunes, 14 de enero de 2013

Relatos de invierno: el diario rojo II


Cuando llegó a casa, sus rápidos dedos devoraron el celofán de la envoltura. Olió las hojas, acarició el lomo del diario rojo. Nunca tuvo un perrillo al que acariciar, pero el amor debía ser algo como eso: sentir el tacto del cariño. 
Con boli Bic de tinta azul desvirgaría la blancura del cuaderno y lo haría suyo. Letra redondilla y apretada, código de historias que bailaban en su mente. Y anécdotas. Detalles en los que tan sólo ella reparaba - siempre supo ver más allá de lo evidente- Todo eso u más quedaría registrado en el diario del Cadillac rojo.
Mariela recordaba retales de infancia sentada en la mesa camilla de casa de sus padres, con el diario rojo en el regazo. Lo abrió. Se emocionó al reencontrarse con la niña que fue. Un olor a chicle de fresa y colonia Chispas embriagaba sus recuerdos. De repente, una cata se deslizó de entre las hojas. No recordaba haber guardado nunca nada dentro. La recogió, desplegó y su corazón dio un vuelco.
Aquella letra le era tan familiar...

Continuará

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