A la hora de vestirte de novia, son muchas las dudas que te asaltan y varios los referentes grabados en tu mente de por vida. Las que aspiran a ser mantenidas, soñarán con el de Doña Leti; las fachion con el de la modelo de turno; las sobrias, con uno bien cerradito; las flamencas, con un traje de feria.
Yo, que no soy nada de eso, tengo pesadillas con algunos momentos catódicos y revistosos que he tenido que sufrir a lo largo de mi existir.
Ahí van:
1.- Modelo si tienes tentas, enséñalas. Atención al gorrito marinero del multiprecio y a la cara de privá que lleva mi amiga. Eso sí, ella se casó en un barco, que para eso fue vigilanta.
Resultado: tres cuartos de hora de felicidad y divorcio rapidito para amortizar el bikini. Que será muy de La perla, pero parece de las rebajas del Carrefour
2.- Modelo eres tú el principe azul que yo siempre temí. Tenía yo 5 añitos cuando la boda, que fue el día de mi santo, y aún me acuerdo de la pobre pansarda tirando de los 12 metros de cola de seda salvaje de nosequé gusanos. Mi madre y mi vecina estaban absortas ante la tele. Qué ideal, qué princesa. Yo, muchos años después, sigo sin entenderlo. Digo yo, que al que tendrían que haber disfrazado era a él.
Resultado: él se fué con otra más fea pero con menos tela.
3.- Modelo jar sacala fragoneta que no cabemosss. Mi preferido; porque las cosas, si hay que hacerlas, se hacen a lo grande. Que por muy calé que sea uno y por muy en Sevila que viva, se puede montar un Sarao rollo Señor de los anillos mezclado con un clásico de Disney.
Y pensar que la chavala tuvo 2 años el vestido colgado en su cuarto esperando a poder casarse. ¿Qué tela aguanta eso?
Resultado: corre, corre, casémonos que me meten en el trullo. ( y no es por el traje)
buenísssimo te incluyo en mis links de "Merece la pena leer"...
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