Los besos gélidos, los desaires malolientes, la envidia precaria, el deseo embotado, la sinrazón, la ignorancia como puñal y la mediocridad enarbolada cual estandarte. Saboread vuestros frutos madurados, rumiados tantos años. No volváis la espalda a vuestros bastardos.
Amantes plantados, amigos malogrados, viandantes malhumorados, snobs arruinados, bailarinas lesionadas, escritores mancos.
Yo soy todo eso; tú eres parte también. Ellos nuestro muro maldito. Me permito ser mala, pecando por placer y como liberación. Ahí lo tienes, mastícalo, engulle lo que procesaste. Sé lo que eres.

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