jueves, 5 de febrero de 2009

mon petit cadeau à moi

Se abrió la puerta pero no entró nadie.
- Será la corriente - pensó en voz alta-
No, había algo más. Un escalofrío surco su espalda, un aliento cálido rodeó su oreja y, susurrando, aquello pronunció.
- Quiero besarte.
Sabía quién era, soñaba con él cada noche en los últimos tiempos, pero ignoraba que él superia de sus existencia. Lo deseaba tanto, lo imaginaba constantemente a su lado, dejándose llevar por sus brazos, baliando a su ritmo, que, al final, lo había atraído hasta ella.
Se dejó llevar sin levantarse del sillón; se dejó hacer por aquella nada tan embriagadora, por el que no estaba pero la llenaba, por sus abrazos de aire y sus dedos de lluvia. Giró su mente, se perdió en espirales ascendentes y callejones empinados. Saltó finalmente a la nada agarrada a su Morfeo.
Y después quedó dentro de la fantasía, sin despertar de la realidad que le trajo lo imposible. Disfrutando de su regalo.

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